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El calor extremo se ceba con el ganado

Los ganaderos gallegos coinciden en que la última ola de calor ha sido diferente a todas las demás. Las altas temperaturas llegaron de forma repentina tras un mes de julio húmedo y fresco. Se juntaron por tanto un cambio de tiempo brusco con un evento extremo, el peor de los escenarios para muchos animales. «A los cerdos lo que más le afectan son los cambios repentinos y el calor extremo. Esto es justo lo que tuvimos la semana pasada. Además, el factor diferenciador fue la humedad tan elevada que generó una sensación térmica insoportable», comenta Pablo Meijomín, presidente de la Agrupación de Defensa Sanitaria Gandeira de Silleda. En el caso concreto de los cerdos, el calor influye sobre todo a las hembras que se encuentran en la etapa final de la gestación. «Las cerdas que dieron a luz la semana pasada se asfixiaban y los lechones nacían atontados», reconoce Meijomín. La mortalidad fue del 3 %, un porcentaje menor que el de conejos y pollos. Aunque los efectos siguen produciéndose a día de hoy.

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