Los embutidos están entre los productos más robados
Embutidos, bebidas alcohólicas, snacks y conservas son los cuatro productos de alimentación más hurtados en supermercados y grandes superficies. En concreto, el 80% de las empresas destaca que la charcutería es uno de los productos que más se hurtan. Este dato se aportó en el 21º Congreso AECOC de Prevención de la Pérdida, que contró con la presencia de más de 150 profesionales de las áreas de seguridad y prevención de la pérdida de las principales compañías del país. En total, este problema generó el pasado año unas pérdidas cercanas a los 1.800 millones de euros, entre hurtos comerciales y errores administrativos.
La Secretaria de Estado de Seguridad, Ana María Botella, anunció en el encuentro que el Gobierno ha tomado de manos de sus antecesores el proyecto de denuncias “in situ” como una prioridad y que, de hecho, ya está desarrollando el dispositivo que tiene que permitir a las empresas cursar las denuncias de hurto comercial con la máxima agilidad y desde el propio punto de venta.
Las cifras del estudio “La pérdida en la gran distribución comercial 2018”, elaborado por AECOC en colaboración con EY, muestran que el índice de pérdida en 2017 se situó en el 0.81% (frente al 0.82% de 2016) sobre unas ventas del sector minorista de más de 222.000 millones de euros. Han participado en el estudio empresas de alimentación y bebidas, textil, ferretería y bazar, perfumería, electrónica y otras de gran consumo.
De estos 1.799 millones de euros de pérdida, el 58% corresponde a hurtos externos – aquellos realizados por personas ajenas a la empresa-, mientras que el 20% se atribuye a hurtos internos – aquellos realizados por parte de empleados directos de la propia organización o personas relacionadas laboralmente con la empresa-. Así, en total, los hurtos comerciales fueron responsables del 78% de la pérdida desconocida sufrida por las empresas el año pasado.
El otro 22% de la pérdida desconocida total se produjo debido a errores de gestión. De ellos, los más frecuentes se derivan de los procesos de preparación y entrega de la documentación correspondiente, seguidos por los errores en la fijación de precios.