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‘Real Meat’, el sector de la carne contraataca

Todavía queda para que acaba el año pero, a estas alturas, ya parece claro que uno de los productos más destacados de 2019 ha sido la denominada carne vegetal. Es verdad que se llevaba años hablando del asunto pero no ha sido hasta ahora cuando han llegado al mercado productos vegetales que realmente parecen convencer a quienes no quieren comer carne -o comer menos- pero sin renunciar a su textura e incluso sabor.

En las hamburgueserías son cada vez más habituales, comienzan a dejarse ver en los supermercados y, al otro lado del Atlántico, quienes desarrollan esta carne sin carne se han convertido en las empresas más cotizadas, sumando rondas de financiación multimillonarias.

¿Y qué hace el sector de la carne mientras tanto? Dejando a un lado a los genios que apuestan por dar charlas en los colegios,  no es ningún secreto que hay cierta preocupación al respecto. Tal vez en España todo suene todavía un poco lejos o un invento de cuatro niños que quieren probar algo diferente. Pero el éxito en Estados Unidos y la aceptación del público comienza a preocupar a los lobbys de uno de los países más carnívoros del mundo.

Tanto es así que el tema ya ha llegado al Congreso con una propuesta que ha sido bautizada como Real Meat Actalgo así como la enmienda de la carne real. Y es que en un momento en el que lo de la comida real (real food) parece pegar fuerte, congresistas republicanos de Nueva York y Kansas han querido subirse al carro pero en versión chuleta de ternera.

Su propuesta es muy sencilla: todos los productos vegetales sustitutos de la carne tienen que ser etiquetados como “imitación”. Vaya, que carne-carne solo hay una y tú eres proteína de guisante, soja o lo que sea. 

Pese a que puede parecer la típica pataleta de una industria que últimamente no tiene muy buena fama, en realidad en Europa ya hay sobre la mesa propuestas similares. Sobre todo en Francia, son muy activas las asociaciones de ganaderos y productores que exigen una clara diferenciación entre lo que, por ejemplo, es carne o leche y lo que son alternativas vegetarianas y veganas.

Algo que en el caso de la leche en España ya se aplica, puesto que solo la de almendras puede usar esta denominación, mientras que el resto (avena, arroz…) tienen que llamarse bebidas vegetales.

Pero más allá de que el argumento de los Real Meat sea indiscutible y que una cosa es la carne de ternera y otra los preparados vegetales que imitan su forma y sabor, es cierto que la medida parece un poco absurda. ¿Realmente alguien en el supermercado va a comprar carne vegetal por error pensando que es la auténtica? ¿Algún restaurante -más allá de la broma de turno- va a servir una hamburguesa vegetal en vez de una de carne que, por cierto, es bastante más económica?

Si no hay posibilidad de engaño o equivocación, lo de “imitación” sí que parece una pataleta de un sector que ve cada vez más cerca un cambio de paradigma en el consumo de la carne y no sabe muy bien qué hacer.

Por mucho que nos hayamos acostumbrado a la carne barata y que todo esto sea mucho más sencillo de plantear desde el denominado primer mundo, parece cada vez más evidente que toca replantear la ganadería extensiva y entender que el futuro pasa por comer menos pero mejor carne.

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