En Europa nos quedamos con el cerdo, en EEUU prefieren el vacuno
Qué carne nos encanta consumir en Europa? Es fácil adivinarlo viendo cuál es nuestro producto cárnico por excelencia. Sí, el jamón y, por ende, el cerdo. Esta predilección la compartimos con el resto de europeos, que también han convertido esta carne en su favorita. Así lo revela el informe ‘Oferta y demanda mundiales de alimentos, tendencias del consumidor y desafíos comerciales’, publicado por la Comisión Europea.
Por su parte, el consumo de las aves de corral aumenta de manera considerable en todas las regiones del mundo, pues resulta una carne barata con respecto a otras. De hecho, según el Panel de Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), no es la de cerdo, sino la de pollo la más demandada.
En concreto, podemos hablar de un consumo de 12,64 kg per cápita en 2018. A continuación, encontramos la de cerdo, con 9,93 kg, y en último lugar, la de vacuno, con 4,83 kg.
Segundos mayores consumidores de Europa
China ha pasado de consumir 5 kilos de carne en 1960 a los 60 kilos anuales en las últimas décadas
Sin embargo, si echamos un vistazo a los datos, podemos observar cómo el consumo de carne ha crecido drásticamente en países como Brasil o China, cuya dieta en 1960 prácticamente apenas incorporaba proteína de origen animal. Al respecto, según un estudio elaborado por la BBC, en los citados países se ha incrementado su ingesta de una manera bastante explosiva. Así, en la década de 1960, China consumía menos de 5 kilos al año. A fines de la década de 1980 ya era posible hablar de 20 kilos y en las últimas décadas la cifra ya rebasa los 60 kilos anuales. En Brasil, la evolución es semejante, pues el consumo de carne prácticamente se ha duplicado desde 1990.
Incluso podemos hablar de una cifra de negocio, según destacan en esta misma fuente, que se sitúa en el 2,2% del PIB total español (a precios de mercado), el 13,6% del PIB de la rama industrial y el 4,1% de la facturación total de toda la industria española.
Las vacas estadounidenses cruzan el océano
Sin embargo, en breve el sector tendrá que lidiar con un visitante inesperado. En este sentido, acaba de firmarse entre el Gobierno de este país y la Unión Europea un acuerdo que permitirá a los ganaderos estadounidenses exportar anualmente 35.000 toneladas de carne, durante un periodo de siete años.
Eso sí, la carne objeto de la transacción tendrá que estar libre de hormonas. Cabe recordar que en los EEUU sí que está permitido su uso para el engorde artificial del ganado, pero en la UE son bastantes más restrictivos en cuanto a su empleo pues las consideran perjudiciales para la salud.
Lo cierto es que el visto bueno europeo a la irrupción de esta carne en los mercados no ha sentado nada bien –evidentemente– a los ganaderos españoles. Así, desde organismos como COAG Andalucía defienden, con Enrique Acción al frente, la calidad de una carne que es “respetuosa con el medio ambiente, dado que es una ganadería de modelo sostenible, en la que las vacas están al aire libre, pastando, en perfecto equilibrio medioambiental, y cumpliendo además con una importante función, que es la de prevenir incendios”.
Por su parte, a la calidad de la carne del nuevo contricante no la piropean tanto. Ni mucho menos. “La estadounidense se caracteriza por ser la ganadería industrial de producción a gran escala y enfocada a la exportación y al comercio mundial. Para colmo, no existen las mismas normas de seguridad alimentaria que aquí”, lamentan desde el citado organismo.