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Renovarse o morir: la ganadería no se queda atrás en la defensa del medio ambiente

Renovarse o morir: es el lema que parece estar siguiendo la ganadería española para reducir las emisiones de gases contaminantes generados por esta actividad ya que son millones las toneladas nocivas que se emiten cada año pero el sector está mostrando disposición proactiva para atajar el problema.

Dióxido de carbono, metano y amoniaco conforman la tríada de los gases contaminantes generados por la ganadería y son el sector vacuno y el porcino los principales responsables de las emisiones dentro de la ganadería española, que generó en 2017 un total de 22,36 millones de toneladas de CO2 equivalentes, según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio para la Transición Ecológica.

Pero son justo esos dos sectores los que lideran y se han puesto manos a la obra para reducir este impacto ambiental con una serie de medidas cuyo objetivo es el mismo: mitigar las emisiones con prácticas más sostenibles y de economía circular que abarcan desde la alimentación del animal hasta una gestión más responsable de los subproductos, como el purín y el estiércol. La investigación y las ayudas de las administraciones son el motor fundamental para impulsarlas y ya hay ejemplos de ellos a nivel nacional y comunitario.

Las acciones desde el vacuno de carne
En el caso del vacuno de carne, un ejemplo de este compromiso, según detalla su interprofesional Provacuno, es el programa “Life Beef Carbon”, un plan de acción para reducir un 15 % su huella de carbono en los próximos 10 años de manera integral y coordinada con una serie de indicadores medioambientales (calidad del agua, aire, biodiversidad) así como económicos y sociales.

Este sector también ha creado grupos operativos que cuentan con subvenciones públicas para trabajar en estos cometidos: uno de ellos es Bovigreen, de reciente creación, que trabajará en la optimización de la producción, el estudio de los consumos energéticos o la alimentación de los animales para reducir la huella ambiental que genera.

Hay proyectos curiosos como uno que quiere reducir el metano que las vacas exhalan al eructar

El afán por reducir las emisiones llega hasta el punto de que el instituto vasco Neiker Tecnalia ha desarrollado un método pionero que logra medir de forma sencilla las emisiones de metano que las vacas exhalan al eructar, lo que permitirá mejorar su dieta para reducir estos gases con efecto invernadero.

Una línea de investigación parecida está desarrollando el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Granada, que participa en un proyecto internacional para evaluar dietas e ingredientes en los piensos que reduzcan las emisiones de los rumiantes e incluso quieren diseñar moléculas que inhiban a los microorganismos que generan metano en la panza de cada animal sin perjudicar su digestión.

En el sector porcino

En el sector porcino español de capa blanca, hoy se ha conocido que ha reducido en los últimos años un 47 % las emisiones de amoniaco por kilo producido de carne y un -54,7 % las de metano, gracias en este último caso a una mejor gestión del estiércol.

Desde la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc), han señalado en un comunicado que estos datos ponen de relieve que el aumento de la producción, “cuando se hacen las cosas bien”, va parejo a una mayor eficiencia y a un menor impacto ambiental.

Hay ayudas para la compra de cisternas que aplican el purín de forma más sostenible con el medio ambiente

Dentro de este sector, la gestión de los purines es esencial para mitigar la emisión y tanto el Gobierno central como algunos autonómicos han aprobado ayudas para comprar cisternas de aplicación a ras de suelo del purín para minimizar la volatilización del amoníaco y su consecuente emisión a la atmósfera.

La demanda es creciente y a la iniciativa privada no se le ha pasado por alto este asunto por lo que ya hay empresas, como Genia Global Energy, que están impulsando proyectos en este área.

En el caso de esta compañía valenciana, quieren implantar en España “Small Biogás”, que consiste en construir pequeñas plantas adosadas a las explotaciones para producir gas a partir del estiércol y transformarlo en energía eléctrica o calor para el autoconsumo de la granja.

El compromiso de la ganadería española con el medio ambiente parece firme en un contexto de Unión Europea donde la apuesta por la economía verde es innegociable y que será, con mucha probabilidad, uno de los ejes fundamentales que guiará la reforma de la Política Agrícola Común (PAC).

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