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Rumanía se enfrenta a la peor crisis de peste porcina en Europa desde 1945

Rumanía enfrenta la peor epidemia de peste porcina africana (PPA) que se conoce en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con cientos de miles de animales amenazados por esta enfermad vírica, enormes pérdidas económicas en el sector y miles de puestos de trabajo destruidos.

La situación ha hecho sonar las alarmas en varios países de la región, desde Bulgaria hasta Austria, pasando por Hungría, República Checa y Eslovaquia, donde, si bien la situación está bajo control, se teme un contagio masivo a través de los jabalíes.

Rumanía, uno de los países más pobres de la Unión Europea (UE), ha detectado en los dos últimos meses más de 780 brotes de PPA en diez provincias situadas el este y sureste del país, zonas fronterizas con Ucrania y Bulgaria, respectivamente.

Según datos de la Autoridad Nacional de Sanidad Veterinaria y Seguridad Alimentaria (ANSVSA), al menos 210.000 cerdos deberán ser sacrificados en los próximos días, después de haber matado ya a 90.000, para evitar una mayor propagación de la enfermedad.

“Por desgracia, Rumanía y Europa se enfrentan en estos momentos a la enfermedad de animales más grave desde la Segunda Guerra Mundial”, advirtió la semana pasada el presidente de la ANSVSA, Geronimo Branescu.

Antes de que apareciera este mal, el número de cerdos que se criaban en el país balcánico era de unos 4,4 millones, dos tercios de ellos en grandes complejos agroindustriales.

El resto se encuentra en pequeñas granjas cuyos propietarios se niegan con frecuencia a recibir a los veterinarios enviados por las autoridades para controlar el estado de sus animales, ante el temor a que se les obligue a matarlos.

Consecuencias políticas

La pandemia de la peste porcina no solo está causando pánico entre los productores sino que además ha generado un enfrentamiento entre el Gobierno socialdemócrata y el presidente del país, el conservador Klaus Iohannis, quien acusa al Ejecutivo de ser incapaz de gestionar la situación.

“El virus está haciendo estragos entre los pequeños granjeros mientras que las grandes granjas están a punto de quedar prácticamente exterminadas”, dijo Iohannis. “Ya se han registrado daños por decenas de millones de euros y se han perdido más de mil puestos de trabajo, así como oportunidades comerciales”, prosiguió el presidente.

El ministro de Agricultura, Petre Daea, se vio obligado a admitir la semana pasada que su departamento no logra frenar la enfermedad. “En Rumanía no hay ningún especialista en la lucha contra la peste porcina, ni tampoco una facultad que enseñe cómo combatirla, de modo que hemos pedido ayuda a expertos extranjeros”, dijo.

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